Sobre mi

Mi historia

Mi nombre es Daiana y soy las manos y creatividad detrás de NinaTeje 

Hoy quiero contarles un poquito sobre mí y mi historia. Si estás por aquí y decidís quedarte, ¡seguramente serás más que bienvenido!

Soy de Las Martinetas, General Lamadrid, en la provincia de Buenos Aires. Vivo en un pueblo pequeño, soy mamá de tres hijos y también de dos más de cuatro patas.

Mi emprendimiento de tejido nació en 2013, aunque he tejido prácticamente toda mi vida, incluso desde mi infancia. Comencé a tejer a los 6 años con una aguja de acero (soy zurda), pero eso no fue un impedimento para que mi abuela paterna, Rosita Arrieta, me enseñara a tejer.

Rosita, que hoy tiene 98 años, era una mujer increíble. Tejía muchísimo, tanto a dos agujas como al crochet, y hacía mantas que luego regalaba a sus hijos y nietos. Cuando yo llegaba de la escuela, después de hacer la tarea, me sentaba a hacer cuadritos tejidos a crochet, aunque nunca me salían tan perfectos como los de ella. Para mí, Rosita era una de las mujeres más creativas y fuertes que conocí. Además, vengo de una familia de tejedoras a las que admiro muchísimo.

En la escuela también nos enseñaban a tejer. ¡Así que tenía doble ayuda! Mi profesora de la Escuela N° 5 de Las Martinetas se llamaba Esmeralda Viera, y con ella aprendí a hacer gorritos y gorras vascas. De hecho, esas fueron las primeras cosas que vendí cuando era chica, con toda la emoción e inocencia del mundo.

Mi papá siempre me apoyó. Me decía que siguiera adelante, aunque mis tejidos no fueran perfectos. Una de las anécdotas que más recuerdo es cuando le tejía gorritos a los gatos, porque todo lo que intentaba tejer en circular terminaba cerrándose. Pero yo era feliz, porque mi viejo siempre veía lo positivo en todo. Creo que, en muchos aspectos, me parezco mucho a él.

En aquel entonces no había redes sociales ni el tan amado YouTube. Aprendí a tejer, a perfeccionar la técnica y a ensamblar piezas de una manera totalmente diferente.

Pasaron los años y surgió el Internet. Sin embargo, en ese momento no me dedicaba al tejido de manera 100%; era algo que hacía más que nada en invierno.

La vida me puso pruebas muy difíciles. Perdí a mi primer hijo, y como consecuencia quedé con ataques de pánico y estrés postraumático. Los médicos me recomendaron hacer terapia y, además, encontrar algo que me mantuviera ocupada. Yo sabía tejer, así que decidí dedicarme de lleno a aprender la técnica de los amigurumis.

Con el tiempo, los ataques de pánico y la ansiedad comenzaron a disminuir. Sentía que el crochet me atrapaba cada día más. Descubrí que podía lograr cualquier cosa si creía en mí misma y me lo proponía. Salí adelante, aunque el proceso fue muy duro.

Aprendí mucho más a través de YouTube y me dediqué a practicar. Sabía que quería volver a ser mamá, y mi meta era estar bien preparada para poder tejerles a mis hijos. Quedé embarazada y tejí durante todo el embarazo. Aunque fue un camino complicado, con muchos problemas, logré superar cada obstáculo.

Fui mamá nuevamente, esta vez con todo el miedo del mundo. Nacieron Nina y Thiago, y los llené de muñecos tejidos que ellos amaban con todo su corazón.

Cada vez que mostraba mis creaciones en mi Facebook personal, recibía muchísimas consultas preguntándome si vendía los muñecos. Fue entonces cuando decidí crear una página y comenzar a vender de forma más profesional. ¡Jamás imaginé todo lo que sucedería después!

Comencé a dar clases y tuve alumnas maravillosas que me ayudaron a creer un poco más en mí misma, a darme cuenta de que podía ir un paso más allá. Empecé diseñando para ellas y, desde entonces, jamás me detuve.

De Las Martinetas me mudé a Neuquén, y luego de Neuquén a Mendoza. Durante mi tiempo en Neuquén, vendí en una lanera llamada “Tejidos Paty” en Zapala. Ellos me compraban amigurumis y muñecos que se vendían de una manera increíble.

Participé en ferias, regalé, di fiado, hice descuentos… Todo eso me dejó un camino lleno de aprendizaje constante.

Hoy en día, gente de todo el mundo teje mis patrones. También tengo una tienda online y unos clientes maravillosos.

Cada muñeco es tejido por mis manos con todo el amor del mundo, y cada diseño que creo y comparto lleva consigo una historia de superación y amor constante.

La creatividad cambió mi vida. Por eso, ayudó constantemente a que creas que se puede lograr cualquier cosa que te propongas, siempre y cuando lo desees de verdad.

Ojalá creas en ti misma, cumplas todos tus sueños y te quedes en mi comunidad, que tanto amo. Mi lema siempre será ayudar, inspirar y hacerte saber que el amor supera cualquier dolor.

Gracias por leerme, por estar aquí, y si decides quedarte, ojalá mi historia te sirva para darte cuenta de que nada es imposible si lo intentas.

¡Los quiero!

Dai de Nina Teje

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